Let’s be honest, tener la piel seca es un problema muy (pero muy) difícil. No solo basta con tener piel escamosa, áspera o rasposa, si no el problema es cómo tratarla. Afortunadamente, hemos identificado algunos factores que podrían estar detrás de tu piel seca y qué pasos debes tomar para ayudar a manejar el problema.
#1: Baños con agua caliente
No podemos negar que un baño caliente después de un largo día es algo magnífico para obtener una relajación inmediata en el cuerpo. Sí, sin duda a nosotros también nos encanta, pero desafortunadamente tomar baños calientes (especialmente los largos) pueden estar secando tu cutis.
Lo mejor que puedes hacer es tomar un baño corto con agua tibia, esto te ayudará a evitar la resequedad en la piel y los problemas de microcirculación.
#2: Tu limpiador facial es áspero
Es importante saber que el limpiador facial es uno de los productos que tienen mayor importancia en nuestra rutina facial. No solo se usa para quitar exceso de maquillaje o suciedad, también brinda una base hidratante que aumenta la capa de humedad en la epidermis para preparase para los siguientes productos.
Si después de lavar tu rostro sientes la piel seca y tensa, probablemente lo mejor será buscar un producto que garantice suavidad y que no altere tu nivel de hidratación.
#3: Falta de hidratación diaria
Independientemente de qué te tipo de piel tienes, todos se benefician de la hidratación diaria. (¡Sí, incluso la piel grasa!). Si no usas humectante después de la limpieza, puedes terminar experimentando dureza facial porque tu cutis se defiende ante la falta de humedad.
Debes aplicar crema hidratante en rostro y cuerpo después de exfoliarte, limpiarte o bañarte. Sin embargo, no todas las cremas son iguales. Es indispensable que leas cuidadosamente los ingredientes y que tengan acido hiualurónico, glicerina o ceramidas para que te brinde una hidratación profunda.
#4: No proteges tu piel en cuanto al clima
Esto puede parece obvio, pero nuestro entorno afecta de gran manera a la apariencia de nuestra tez. La piel tiende a ser más seca en el invierno, que es cuando las temperaturas y los niveles de humedad comienzan a caer. También, el calor artificial como los calefactores y las chimeneas, pueden reducir la humedad y resecarte. Al igual que la exposición al sol sin protección puede afectar bastante y dejarte sin brillo, dando un semblante de fatiga.
Lo último y lo más importante de aplicar en la rutina de belleza DIARIA es el protector solar. No importa si el clima es frio, caluroso o templado, el protector solar debe de ser mayor a 30 SPF para tener una protección alta. Y si el asolearte en momentos de playa es de tu grado, puedes utilizar un bronceador que venga formulado con bloqueador, así evitarás que tu piel sufra daños en su ADN y el proceso de envejecimiento aumente.
#5: Tus niveles de estrés pueden ser altos
La enfermedad del siglo XXI, el estrés. Si, lamentablemente no solo afecta a tus órganos y a tu día a día, también a la piel haciéndola lucir menos radiante y poco saludable.
Puedes empezar a intentar baños (con agua tibia) infundidos con aromaterapia, yoga, meditación o todo lo que pueda hacer para liberar tu mente y disfrutar de un estado más tranquilo.
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